Autor | Lucía Burbano
El lugar de nacimiento, raza o sexo no deberían significar menores oportunidades. La lucha por esta igualdad, reconociendo el origen de la persona, es el foco de la equidad social. Examinemos sus objetivos y barreras y el caso de un país, Islandia, que ha conseguido prácticamente erradicar una de las barreras sociales, la de género.
¿Qué es la equidad social?
La equidad social tiene en cuenta las desigualdades sistémicas para garantizar que todos los miembros de una comunidad tengan **acceso a las mismas oportunidades.
No confundir con la igualdad social, que se diferencia de la primera porque aunque incluye una distribución justa de los mismos recursos u oportunidades para todas las personas, no hace referencia a un contexto social desfavorable que sí hace la equidad social.
La equidad social promueve la igualdad de derechos, de oportunidades y de trato a través de:
Beneficios económicos para todo el mundo
La redistribución de la riqueza entendida desde las administraciones públicas como las inversiones en infraestructura, sanidad y educación y las prestaciones de seguridad social, pueden favorecer el crecimiento y la igualdad. Sin embargo, existen opiniones discordantes al respecto a nivel macroeconómico.
Mejor relación entre distintas comunidades
Tal y como se expone en el estudio ‘Equidad, desarrollo y ciudadanía‘, la equidad social desarrolla mecanismos que fortalezcan las relaciones de solidaridad y responsabilidad sociales, dentro de un mismo grupos como entre ellos para fortalecer la convivencia y el desarrollo colectivo basada en la tolerancia y en la solución negociada en caso de conflictos.
Islandia, paradigma de la equidad de género
Islandia y sus políticas para cerrar la brecha de género son un caso único en el mundo. Durante una década ha ocupado el primer puesto del Índice Global de la Brecha de Género y según cifras de 2022, ha reducido este margen en un 90%.
Estas son las áreas en las que lo ha conseguido:
Política
En los últimos 40 años, ha crecido considerablemente la proporción de mujeres en el parlamento, que actualmente representan el 47,6% del hemiciclo. La isla escandinava se convirtió en el primer país del mundo en elegir a una mujer como primera ministra; a Vigdis Finnbogadottir en 1980.
Empresa
Este avance se ha plasmado en una serie de políticas como la obligación de que las mujeres representen, como mínimo el 40% de los empleados en las empresas, incluidas las juntas directivas. Las compañías deben pagar el mismo salario a hombres y mujeres que desempeñen el mismo cargo y cada 2 años deben presentar un plan de igualdad.
Educación
El método Hjalli, ideado por la educadora y feminista Margrét Pála Ólafsdóttir, parte de la segregación por género en las escuelas para trabajar fortalezas y debilidades, diferencias y distintos ritmos de desarrollo en espacios ‘neutros’ libres de estereotipos asociados al género para empoderar a niños y niñas por igual.
En la formación universitaria, actualmente más del 60% de graduadas son mujeres.
Legislación
El gobierno islandés cuenta con dos leyes de equidad de género y tres de equidad social. Cada cuatro años, el Primer Ministro debe presentar al parlamento una propuesta de resolución parlamentaria sobre un plan de acción cuatrienal en materia de igualdad de género, tras haber recibido las propuestas formuladas por los ministerios y previa consulta con la Dirección de Igualdad.
Imágenes | Chris Slupski, Cassie Boca