Autor | Jaime Ramos
El coche eléctrico ha llegado para quedarse, y más en las ciudades. Existe un consenso mundial en torno a esta máxima de nuestros tiempos. Ahora bien, según la movilidad eléctrica continúa su expansión, han surgido algunos imprevistos que no se habían considerado hasta ahora.
Son comunes en las zonas del globo que han adelantado el énfasis con la electrificación, como en Noruega; o en grandes ciudades que han fomentado el tránsito de vehículos eléctricos. Estas son algunos de los problemas que han ido surgiendo por culpa del éxito del coche eléctrico.
1. Cuidado con las inundaciones
La tecnología de baterías del coche eléctrico entraña una gran seguridad. Lo que no se preveía era qué ocurriría ante una exposición a ciertas catástrofes como los huracanes, en concreto, ante inundaciones que acarrean agua salina. En Florida, después de los 21 eléctricos que ardieron por ello en 2022, han tomado precauciones este año pidiendo a los conductores que los resguarden de las tormentas y las cercanías de la costa durante estos episodios.
2. Los cementerios de coches eléctricos chinos
No hablamos del reciclaje de baterías, sino de la gran cantidad de modelos nuevos abandonados por compañías chinas que trataron de triunfar en este mercado emergente y fracasaron. De hecho, el país pasó de contar con 500 fabricantes de eléctricos en 2019 a unos 100 en 2023. Las imágenes que llegan desde las afueras de Hangzhou resultan desoladoras desde la perspectiva de la ciudad inteligente, con miles y miles de vehículos aguardando su reciclaje.
3. Carriles especiales abarrotados
El éxito del coche eléctrico en Noruega ha dejado varias lecciones. Para incentivar su adquisición, se permitió el tránsito a través de los carriles destinados a los autobuses. Años después, en 2015, tuvieron que rectificar esta medida, primero en Oslo, y después en el resto del país, como consecuencia de las retenciones que se vivían y las protestas de los conductores de autobuses.
4. De la ansiedad por la autonomía a la ansiedad por la carga
Este es, quizá, el imprevisto con mayor peso específico para el coche eléctrico en las ciudades. Sus ventas se incrementan, pero la infraestructura de recarga pública sigue resultando escasa y esto ha generado diferentes escenarios. Por ejemplo, en innumerables ciudades muchos inquilinos que optan por la fórmula del alquiler y tienen un coche eléctrico se encuentran con el problema de no tener donde cargarlo. En Estados Unidos, esto se está intentando paliar con las denominadas normas right-to-charge.
Otro fenómeno emergente, no tan dramático, pero sí curioso, es la ansiedad por la recarga rápida que se está dando en ciertas zonas de Noruega. La masificación del coche eléctrico es tal, que los propios puntos de carga rápida están sobrepasados por la demanda y las colas en torno a ellos.
5. Amenazan algunos principios fundamentales de la ciudad inteligente
No es oro todo lo que reluce con el coche eléctrico. Aunque es innegable la valía de la electrificación para avanzar hacia la descarbonización y los objetivos de sostenibilidad, en el camino se están viendo afectadas otras prioridades. En los últimos años, por ejemplo, se han dado injusticias debido a los desequilibrios en los subsidios o el acceso a las zonas de bajas emisiones.
Otro frente de batalla tiene que ver con la conquista del espacio urbano. Planificadores y defensores del modelos urbanos más humanizados, como el canadiense Jason Slaughter, recuerdan que la solución para el tránsito en las ciudades no pasa por cambiar todos los coches de combustión por eléctricos. Después de todo, como apunta, los eléctricos "siguen siendo una forma horriblemente ineficiente de transportar personas, sobre todo en ciudades muy pobladas".
Imágenes | Freepik/freepik