Autor | Jaime Ramos
Aunque la transición hacia el vehículo eléctrico esté en marcha, restan años para que las calles asistan a la sustitución del ruido del motor de combustión por el del "silbido" eléctrico. Incluso puede que esto no se produzca, al menos como nos lo imaginamos.
El coche eléctrico: un mercado en expansión
Durante la década anterior, el coche eléctrico se postuló como un recurso para mejorar la calidad del aire en las ciudades. La contaminación derivada del transporte era (y es) un problema de salud pública acuciante que ataca al bienestar de las áreas metropolitanas.
Producción de gases de efecto invernadero aparte, los coches 100% eléctricos a las ciudades de las emisiones más nocivas procedentes de los tubos de escape. Así, las estrategias de los fabricantes de coches, bonificados o presionados por las autoridades europeas, estadounidenses y chinas, ha virado y algunos ya contemplan fechas en las que solo ofertarán vehículos eléctricos.
El mercado global, impulsado por los tres territorios mencionados, ha iniciado la expansión eléctrica. Así, en 2022 se matricularon en el mundo 10,5 millones de vehículos enchufables, un 55% más que en 2021, lo que supuso elevar la cuota de mercado de los eléctricos hasta el 13%.
Las ciudades están en el centro de la revolución eléctrica
El cambio en el paradigma de la movilidad urbana tiene todo que ver con el incremento en las ventas de coches eléctricos. El planteamiento no solo se limita a zonas de peajes o restricción de los vehículos térmicos, sino que algunas se plantean la prohibición total. Así ocurre en más de una treintena de regiones. En París, por ejemplo, esperan erradicar la circulación de estos modelos en 2030.
Impedimentos y desafíos urbanos para el coche eléctrico
La tendencia lleva a preguntarse si están preparadas las ciudades y sus habitantes para, de aquí a dos décadas, despedir a millones de modelos de combustión. Entre los principales desafíos, escollos y preguntas aún sin responder encontramos:
- ¿Cómo se alimentarán de forma sostenible el nuevo parque eléctrico? ¿Está preparada la red eléctrica?
- El precio del coche eléctrico se mantiene en cotas elevadas y, aunque está pendiente de caer, todavía no se vislumbra cuándo.
- Hasta la fecha, la recarga privada se impone a la pública. Esto se relaciona con la cuestión, sin resolver, de cómo recargarán el coche los habitantes de las ciudades que no disponen de una plaza de aparcamiento.
Prohibir… ¿los coches eléctricos?
Ante este panorama muchas ciudades o territorios están replanteando sus estrategias. En Suiza, por ejemplo, se estudia una normativa para prohibir la circulación de coches eléctricos si se dan situaciones de escasez energética.
En otros puntos del globo la guerra contra el coche eléctrico despierta el proteccionismo contra la industria petrolífera local. Tal es el caso del estado de Wyoming (EEUU), cuyas autoridades pretenden prohibir y/o limitar, no los coches de combustión, sino los eléctricos.
Fuera de estos casos algo más extremos, el quid reside en modular la transición. Cada agente juega un papel que cada que, no olvidemos, ha de priorizar la sostenibilidad. Y es que, el devenir del coche eléctrico no está tan claro, con mercados clave como China o Noruega limitando las ayudas públicas, o altos ejecutivos de la industria advirtiendo de posibles crisis por acelerar demasiado la transición.
Quizá, la respuesta estribe en que el coche eléctrico no sea tanto un fin, como un instrumento dentro de los modelos de movilidad limpia. Puede que la movilidad urbana se beneficie de un cambio en la clásica dependencia del transporte privado, más que simplemente variar el motor que impulsa los vehículos.
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