Autor | Jaime Ramos
Crecimiento y desarrollo son conceptos que acompañan a las ciudades inteligentes por defecto. Sin embargo, no siempre queda claro cuáles son las rutas principales que la planificación urbana ha de tomar. ¿Qué es lo que entendemos por crecimiento inteligentes?
¿En qué consiste el crecimiento inteligente?
Bajo crecimiento inteligente se engloban una amalgama de estrategias en el marco del desarrollo urbano que tienen como objetivo implementar la salud, proteger el medio ambiente, promover la sostenibilidad económica y hacer más atractivas a las comunidades.
La premisa data de épocas atrás. Sin embargo, uno de sus impulsos principales se materializó en la década de los noventa en Estados Unidos. Fue por entonces cuando se enunciaron los diez principios, impulsados desde entonces por la Agencia de Protección del Medioambiente (EPA).
Los 10 principios del crecimiento inteligente
1. Uso mixto del terreno
Los beneficios de los desarrollos de uso mixto están más que demostrados. Estos parten de la reflexión urbanística y social de los usos del suelo y los edificios, para dotarlos de una vocación multifuncional.
2. Aprovechar diseños arquitectónicos compactos
Derivado de la propia concepción de uso mixto, los diseños de edificios compactos satisfacen diferentes necesidades bajo una misma estructura que tiende hacia la verticalidad y los espacios verdes. Su planeamiento previo permite conservar más espacios abiertos.
3. Creación de oportunidades inmobiliarias y viviendas heterogéneas
Supone dar con modelos urbanísticos que contemplen opciones equilibradas para todos los estratos sociales. Pasa por paliar los efectos de las burbujas inmobiliarias, facilitar el acceso al alquiler y plantear programas específicos de vivienda joven o familiar.
4. Peatonalización
La peatonalización arroja innumerables beneficios: mayor seguridad vial, descenso de las emisiones derivadas del transporte, entornos más saludables e, incluso, revitalizar la economía.
5. Fomentar comunidades atractivas, de bienestar y con sentido de pertenencia
En la misma esencia de la planificación urbana encontramos el valor añadido de dar un sentido atrayente a la funcionalidad urbanística. Los espacios verdes, núcleos comerciales, centros culturales o la rehabilitación de edificios históricos pueden fomentar bajo un mismo proyecto la economía local, dinamizar las actividades urbanas y reforzar el sentido de pertenencia a la comunidad.
6. Preservar espacios abiertos, naturales, cultivos o de especial protección
De valor incalculable, los espacios naturales abiertos forman parte del patrimonio de una ciudad y sus habitantes. Han de situarse en el centro de toda estrategia. El plan incluye analizar los ecosistemas naturales y no impulsar proyectos que amenacen la biodiversidad.
7. Fortalecer el desarrollo de comunidades ya existentes
Relacionado con lo anterior, resulta más deseable por sus beneficios aprovechar las infraestructuras existentes, si se prueban funcionales, para renovarlas desde la perspectiva del desarrollo inteligente, que modificar los usos del suelo urbano desde cero.
8. Proporcionar diferentes opciones de transporte
Uno de los grandes desafíos de toda ciudad consiste en desplegar una red de comunicación efectiva, directa, que reduzca tiempos y apueste por la sostenibilidad. En este punto son muy relevantes las plataformas de vehículos compartidos, ensalzar la eficacia del transporte público o proporcionar infraestructuras que inviten al uso de medios limpios como la bicicleta o los vehículos eléctricos.
9. Decisiones justas, predecibles y viables con una administración dinámica
La administración tiene como misión facilitar los procesos, velar por su transparencia y proteger el patrimonio local, medioambiental incluido. Para ello, resulta fundamental integrar los valores del crecimiento inteligente para paliar los efectos negativos de la burocracia en cuanto a regulación, permisos o coste de las licencias.
10. Involucrar a ciudadanos y dirigentes
Uno de los mejores síntomas que indican que se aplica el crecimiento inteligente. El objetivo no solo es abrir canales de comunicación entre habitantes, administración y promotores, sino cuidar de que exista la motivación necesaria para que todos los interesados aporten y sean oídos.
Qué beneficios medioambientales aporta el crecimiento inteligente?
Un buen ejemplo de las virtudes de una planificación y crecimiento inteligentes lo encontramos en el proyecto de smart city de Fujisawa, Japón. La iniciativa tecnológica aúna al sector privado y público para, aprovechando los beneficios de las últimas innovaciones, reducir el impacto medioambiental. Así, se pretende reducir en un 70% las emisiones de CO2 con respecto a los niveles de 1990.
Tanto para nuevos núcleos, como para ciudades centenarias, los principios del crecimiento inteligente se demuestran básicos para alcanzar los retos y objetivos mínimos de sostenibilidad actuales.
Imágenes | Flickr/Michael Hicks, Wikimedia/Loozrboy y Wikemedia/Giuseppe Milo