Autor | M. Martínez Euklidiadas
Diseñar y tender un carril bici no es tan sencillo como habilitar una franja de pintura en la calzada o sobre la acera. Los carriles bici inteligentes son aquellos que se implantan siguiendo las recomendaciones científicas. No necesariamente tecnológicos, estos carriles bici forman parte de una estrategia de carriles bici urbana que tienen por objetivo un uso masivo de la bicicleta como transporte sostenible.
¿Qué hace que un carril bici sea ‘bueno’?
Un carril bici inteligente tendrá que ser, a la vez: conveniente, esto es, ayudar a la gente a llegar desde donde se encuentra hasta donde tiene que ir; seguro, dicho de otra forma, protegido y sin peligros potenciales; cómodo, con un pavimento cuidado y un trazado continuo que no entre y salga de la calzada o la acera.
Además, se sabe que los ciclistas también valoran aspectos estéticos en sus trayectos o la percepción de seguridad (que no es la misma que la seguridad real, es subjetiva e influye mucho). Un carril bici inteligente contiene todas estas características, y unas cuantas más, como ser lo suficientemente ancho como para permitir el adelantamiento o el pedaleo con carga.
¿En qué consiste la estrategia ciclista inteligente?
La estrategia ciclista inteligente es el documento que muestra la ruta para el futuro de la movilidad en bicicleta dentro de una región. Informa, sin necesidad de entrar en demasiado detalle, en qué va a consistir la movilidad activa sobre dos ruedas.
Por ejemplo, la estrategia ciclista de Copenhague 2011-2025 tenía como líneas generales el calmado del tráfico vial, pintar carriles bici, separar dichos carriles del tráfico pesado (coches incluidos) y tender rutas verdes. En España, esta estrategia se entiende como un derecho de la ciudadanía a la movilidad activa, y en general las de Europa. En Colombia, se orientan principalmente a la seguridad del ciclista. En China, se pretende regresar a una ciclabilidad por defecto para mejorar la calidad de vida de la población y reducir la contaminación.
Aunque cada vez más países construyen una estrategia ciclista inteligente, cada uno lo hace desde una óptica diferente, y con frecuencia aprenden unos de otros.
¿Cómo se puede hacer para animar a la gente a moverse en bicicleta?
Darle a la ciudadanía la libertad de moverse sin necesidad de tener que adquirir un costoso vehículo o comprar combustibles fósiles, empieza con tender una infraestructura como la que se menciona en el primer apartado. Pero no basta con ello.
Desde las instituciones es imperativo un apoyo institucional a la bicicleta. Algunos ejemplos son:
● En Países Bajos hay un pacto por la bicicleta aprobado por todo el espectro político. La movilidad limpia no se considera tema de debate ni enfrentamiento, y la defienden a izquierda y derecha.
● En Suiza la ciudadanía blindó con un referéndum la bicicleta en su carta magna. Aportar a la ciudadanía herramientas de democracia directa dio como resultado esto.
● En Nueva York, se dio a los ciclistas (y resto de ciudadanos) la posibilidad de formar parte en el proceso de denuncia policial a los vehículos que invaden un carril bici.
Hacia una movilidad ciclista
Los países que actualmente hacen uso de la bicicleta por defecto son aquellos que aprovecharon las crisis del petróleo para cambiar el modelo de movilidad. En un escenario de descarbonización en el que los combustibles fósiles ya son más caros que la electricidad y en el que el suministro de sus derivados es más inestable, la ciudadanía necesita reclamar un nuevo pacto mundial por la sostenibilidad ciclable.
Imágenes | Mark Stosberg, Gokhun Guneyhan