Autor | Jaime Ramos
Las consecuencias negativas del consumo de drogas constituyen uno de los problemas más graves de los entornos urbanos. En la actualidad, varias ciudades están logrando buenos resultados en la guerra contra una lacra asociada a otros problemas como la corrupción, la criminalidad y las desigualdades.
¿Qué son las drogas? Una aproximación universal
Droga es toda sustancia natural o sintética que puede originar varios tipos de efectos sobre el organismo. Entre ellos, destacan su impacto sobre el sistema nervioso; las modificaciones a nivel psicológico o fisiológico; y, en su vertiente más negativa, la capacidad de las drogas para generar adicción y dependencia, junto a las repercusiones fatales sobre la salud.
Su historia se remonta más allá de los inicios de la civilización. Existen referencias de hace más de 4.000 años que indican la producción y el consumo de alcohol, opio o cannabis en Egipto, Mesopotamia o China, respectivamente. Incluso se han encontrado fósiles con restos del Neolítico.
La droga como un problema
Tan antiguo como su consumo son los problemas vinculados. En los últimos siglos, la droga ha aparecido como un ingrediente imbricado en las dinámicas urbanas relacionadas con la pobreza, la desigualdad y de desmoronamiento social.
Entre otros países, varias ciudades de Estados Unidos llevan décadas librando una guerra contra la droga. Muchas de ellas la han perdido. No obstante, la situación varía según la sustancia. Si seguimos en EEUU, la heroína sigue siendo un problema mayúsculo en ciudades como Indianapolis u Omaha, donde alcanza a más del 3% de la población.
En el continente asiático, el fenómeno de la droga responde a patrones de enfermedad sistémica. Las Naciones Unidas denuncian que el Este y el Sudeste de Asia constituyen una de las mayores regiones de producción y tráfico del mundo. En primavera, se intervinieron allí más de 10.000 millones de dosis de metanfetamina, unas 172 toneladas.
Ciudades con soluciones reales
¿Son el tráfico de droga y sus circunstancias problemas sin remedio? Ni mucho menos. Encontramos ejemplos en varias ciudades de soluciones que buscan paliar o erradicar sus efectos sociales perniciosos.
Ámsterdam
La capital holandesa sufrió el azote de dos sustancias: el cannabis entre los grupos anti-sistema y la heroína entre los más desfavorecidos. Las primeras respuestas represivas de las autoridades no arrojaron resultados. Retorcieron el problema.
En una segunda etapa, el ayuntamiento colaboró con los servicios de salud para encontrar medidas más certeras. Poco a poco, se fueron introduciendo iniciativas que buscan, tanto combatir la epidemia, como dar cabida a algunas necesidades que demandaba la población. Así, se separó el consumo de drogas duras y blandas; o se distinguió entre el consumo y la comercialización, se potenció la perspectiva sanitaria.
Las políticas abiertas de Ámsterdam trajeron fama internacional, pero también turistas. En la actualidad, la ciudad trata de revertir algunos de los efectos perversos de sus soluciones, como la aparición de un turismo de consumo de drogas.
Lisboa
Nuno Capaz helped Portugal to decriminalise drugs.
He says it's an easy thing to do, you just have to remove politicians from the process. pic.twitter.com/R4Pjz4nRzV
— PoliticsJOE (@PoliticsJOE_UK) March 30, 2022
Un ejemplo más reciente lo encontramos en Lisboa. Portugal y su capital también vivieron su particular crisis en los años 80. Tres barrios de Lisboa se convirtieron en un supermercado de la droga, con la población involucrada de lleno y miles de visitantes diarios.
En 2001, Portugal se convirtió en el primer país en descriminalizar el uso. Las estadísticas del país no pueden ser mejores, con una caída del consumo y las infecciones hepáticas o de SIDA. No ha sido, hasta la fecha, tanto como una estrategia de liberalización; sino más bien de concienciación y deshabilitación de los grupos que se lucraban. Su éxito ha alcanzado calado internacional.
Vancouver
Aunque la droga sigue vinculada a las situaciones de violencia, las políticas públicas de Vancouver han traído buenos resultados. Así lo señala el experto en la materia Thomas Kerr, que apunta que las tendencia en la ciudad están cambiando, con menos gente inyectándose y más cesando en el consumo.
El investigador observa dos causas: políticas menos autoritarias y la dedicación en el sistema de sanitario. Estos patrones suelen coincidir en las ciudades con mejores resultados. Pese a muchas se han ganado fama de libertadoras, lo cierto es que el éxito en las estrategias va encaminado a inversión en programas educacionales, sanitarios y de protección social.
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