Autor | Jaime Ramos
Las ciudades, tal y como las conocemos, perjudican la salud mental de los ciudadanos. Y es que solo en los últimos tiempos hemos descubierto y estamos siendo más conscientes de la importancia de las dinámicas urbanas sobre el bienestar psicológico.
La pandemia de la COVID-19 contribuyó a elevar el grado de conciencia. Tal y como mencionó la ONU con motivo del World Mental Health Day 2022, celebrado el 10 de octubre, solo en el primer año de pandemia el número de personas afectadas por depresión y ansiedad se elevó en un 25%.
¿Por qué la salud mental es peor en las ciudades?
Los estereotipos de las formas vida rural y urbana, de tranquilidad y estrés, esconden ciertas verdades que nos conducen a explicaciones más complejas. Según el Centre for Urban Design and Mental Health (UD/MH) los habitantes de las ciudades se exponen a un 20% más de probabilidades de sufrir ansiedad y un 40% más de depresión. En el caso de la esquizofrenia, el riesgo se duplica. Es una deuda histórica que se ha tardado bastante en saldar.
No existe una única causa común, sino una amalgama de factores que interactúan para hacer los colectivos más propensos y vulnerables. El UD/MH los divide en tres grupos:
- De predisposición genética, activada al someterse a las dinámicas urbanas.
- Sociales, como pueden ser desigualdad, pobreza, crimen, inseguridad, etc.
- Ambientales: falta de acceso a espacios verdes; todos los tipos de contaminación acústica, lumínica, del aire; incluso el propio bullicio, falta de luz o los olores urbanos que afectan a aquellos con mayor sensibilidad.
Medidas para cuidar la salud mental de los ciudadanos
Al reconocer esto, se corre el riesgo de asumir una postura reduccionista y culpar a las ciudades. No se trata de condenarlas, sino de modificar las dinámicas que nutren estos males. Así, se podrían explotar de forma adecuada las mayores oportunidades que ofrecen las ciudades. ¿Qué tipo de políticas fomentan las ciudades mentalmente sanas?
Inclusión social
El primer e indiscutible paso es combatir la desigualdad y las fronteras invisibles. Fomentar el sentido de comunidad desde la perspectiva de la salud mental pasa por lanzar iniciativas como el Accesible Mental Health Challenge en Nueva York.
Centrado en los jóvenes latinos, lucha contra una estadística espeluznante dentro de este grupo de población: uno de cada cinco jóvenes ha considerado alguna vez el suicidio. No es baladí que esta cifra se dé en los barrios desfavorecidos.
Diseños human-centered, espacios verdes y contaminación
Las ciudades han de diseñarse por y para las personas. Este mantra incide de forma crucial sobre la salud de los habitantes de las ciudades. La clave en lo que a salud mental se refiere tiene que ver mucho con la inclusión de más espacios verdes.
Está demostrado que incrementar la dosis de naturaleza, en combinación con el deporte y los hábitos saludables, beneficia a la salud mental. Los investigadores señalan que una hora diaria de caminata en la naturaleza alivia las regiones cerebrales encargadas de la gestión de la ansiedad y el estrés. En relación con ello, resulta clave realizar un esfuerzo por reducir la contaminación que empeora la salud y la calidad de vida.
Acceso a modelos sanitarios que tengan en cuenta la salud mental
Las ciudades pueden hacer mucho en esta asignatura que involucra a los profesionales de la salud mental: desde la aplicación del Big Data; al desarrollo de soluciones tecnológicas como apps; la puesta a punto de programas, grupos de ayuda y la gestión de situaciones de emergencia.Imágenes | Freepik/jcomp, Freepik/lifestylememory, Joshua Fuller/Unsplash