Autor | Jaime Ramos
El automóvil privado, ese objeto de consumo que revolucionó la movilidad personal desde los inicios del siglo anterior y pobló las calles otorgándoles una nueva estampa, se ha topado en las últimas décadas con no pocos escollos urbanos. Entre los más famosos, está el desafío de aparcar en el centro de una gran ciudad. ¿Puede la inteligencia artificial solucionar el problema?
Las ciudades inteligentes y los vehículos están replanteando su relación. La dicotomía sobre si hay cabida para el coche privado en los centros urbanos está sobre la mesa. La cuestión del estacionamiento ha contribuido tradicionalmente a inclinar la balanza hacia los que abogan por su expulsión; o, al menos, a reacondicionar sus postas. Sin embargo, las últimas tecnologías de smart parking o aparcamientos inteligentes alivian hoy esa presión disuasoria.
¿Qué papel juega la IA en el tráfico urbano?
Como en una gran mayoría de casos, la conjunción entre inteligencia artificial y su juego con la IoT y la gestión masiva de datos nos libera de tareas esencialmente humanas. La complicada tarea de encontrar una plaza libre en el centro de la ciudad es una de ellas.
En general, las ciudades inteligentes perfeccionan los algoritmos para darle una segunda oportunidad al tráfico interior de vehículos, buscando mayor fluidez. En Singapur, donde existe una hoja de ruta nacional con respecto a las IA, se ha lanzado un programa de control de semáforos inteligentes. Conocido bajo las siglas de CRUISE, su meta es regular su funcionamiento basándose en la presencia física de peatones o vehículos. Esto no solo incrementa la fluidez del tráfico, sino también permitirá construir esquemas predictivos del tránsito.
IA aplicada al aparcamiento inteligente
En el caso del aparcamiento en las grandes ciudades, el trabajo con las IA ha abierto el camino a una integración que va más allá del aspecto físico del parking inteligente. Estos se basan en cuatro tecnologías de sensorización, mapeo, señalización y contador de vehículos. Pero, ¿se podrían integrar estos sistemas en todo el espacio urbano?
Esto es lo que, en cierta medida, se lleva intentando años en San Francisco. La ciudad se embarcó en un programa piloto en 2011 para, mediante el uso de apps, ofrecer a los conductores información en tiempo real sobre dónde encontrar plazas libres. Aunque a fecha de hoy resulta complicado cuantificar los resultados, sí que se han apreciado una mejora palpable en la fluidez del tráfico. Por cierto que, en el caso concreto de San Francisco, algunos creían que los problemas de aparcamiento se solucionarían "tan solo" con la tecnología del coche autónomo. No obstante, investigaciones recientes apuntan a que haría falta una consolidación masiva de la conducción autónoma para que esto tuviera efecto.
Hacia un concepto más amplio de Smart Parking
La mejor prueba de que la IA está arrojando buenas soluciones de aparcamiento es que las compañías que ofrecen tecnologías de estacionamiento en tiempo real en las ciudades han proliferado. Algunas de las más exitosas partieron de una base de crowdsourcing para desvelar a los usuarios en tiempo real dónde aparcar de forma más barata.
Tal es el caso de SpotAngels o Parkopedia. Esta última ofrece sus servicios en más de 20.000 ciudades y la valiosa información que atesora gracias a su área de negocio le está sirviendo para asociarse ya con más de una docena de grandes firmas de la automoción que aspiran a compartir este trozo del pastel.
Aunque sus ventajas son innegables, las ciudades inteligentes siguen con algunas deudas pendientes que no se pueden solventar solo a golpe de apps y que también tienen que ver con una planificación arbitraria de los espacios para estacionar. En el ámbito del aparcamiento, resulta necesaria una conciliación entre una tecnología ya disponible y las prioridades urbanas reales en ámbitos como la sostenibilidad o la privacidad.
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