Autor | Jaime Ramos
Mientras que la transición hacia un transporte terrestre más sostenible es visible y palpable**, el transporte aéreo, por sus particularidades, se está topando con escollos desafiantes.** ¿Será posible una aviación sostenible completamente descarbonizada?
¿Por qué necesitamos una aviación sostenible?
Aunque son cifras controvertidas y complicadas de cuadrar en una escala absoluta, los cálculos indican que la aviación responde al 2,5 % de las emisiones mundiales de efecto invernadero. Si nos centramos en la Unión Europea, donde se recogen datos de manera fehaciente desde hace años, su ejecutivo apunta a que de la aviación deriva el 3,8 % de las emisiones continentales de CO2. Este sector es el segundo más contaminante en la movilidad, con un 13,9 % y solo por detrás del transporte terrestre, con los consabidos efectos perniciosos que provoca para el clima, los ecosistemas y la salud humana.
Ante esta perspectiva, la industria y las instituciones buscan nuevos modelos de aviación sostenible para reducir de forma drásticas las emisiones. Entre los muchos objetivos que se han marcado en la UE, está el de haber compensado en 2035 el 80% del CO2 emitido sobre los niveles de 2020.
¿Cómo se puede lograr la aviación sostenible?
La sostenibilidad en el sector del transporte aéreo pasa por considerar como de forma global todo lo que conlleva desplazarnos a través de este medio. Estos son los ámbitos más prometedores.
Combustibles sostenibles de aviación
Los combustibles sostenibles de aviación (SAF) son algo más que una categoría donde encajan los carburantes menos contaminantes. Y es que se trata de una certificación con impacto internacional concedida por entes independientes.
Los emisores de la certificación SAF verifican que los combustibles cumplen con unos mínimos de sostenibilidad, sobre todo, en lo que a las materias primas originarias se refiere. Según IATA, las características químicas y físicas de los SAF son casi idénticas a la de los combustibles convencionales. Esto les permite utilizar la infraestructura existente e, incluso, mezclarse con los viejos combustibles fósiles. De hecho, entre los objetivos del sector está el de lograr un uso del 10% de estos combustibles llegados en 2030.
La aviación a hidrógeno y la aviación eléctrica
A la hora de considerar las alternativas sostenibles que tiene hoy la aviación, no se han de confundir los mencionados SAF con otros combustibles como el hidrógeno. Y es que, como también ocurre en la industria de la automoción, el uso de aviones a hidrógeno con o sin pila de combustible, o aviones eléctricos, implica un cambio cualitativo en las tecnologías de propulsión y de distribución.
Sin embargo, las opciones no son excluyentes. Por ejemplo, Airbus ha reconocido que en su hoja de ruta está por priorizar el hidrógeno, complementado con SAF. En cuanto a la electrificación de las flotas con naves eléctricas e híbridas, los desarrollos se encuentran todavía en fases prematuras. Sin embargo, cuentan con su propio nicho, como el que están demostrando la movilidad aérea urbana y los EVTOL.
Aeropuertos sostenibles y secuestro de carbono
La neutralidad del carbono en el sector de la aviación no deja de incluir a todos los agentes involucrados. Con los aeropuertos en el punto de mira, en el mundo encontramos casos paradigmáticos, como el del aeropuerto de Arlanda en Estocolmo o el de Oslo, que en 2016 fue el primero en ofrecer biocombustibles.
También existen técnicas que buscan "cerrar el círculo". Por ejemplo, United Airlines va a invertir 15 millones de dólares en una tecnología que, basada en la técnica del secuestro de carbono, propicia la producción de SAF. Lo que queda patente es que el sector vive un momento de ebullición tecnológica dirigida hacia hacer posible la aviación sostenible.
Imágenes | Ross Parmly, Wikimedia.commons/curimedia