Autor | Jaime Ramos
El transporte público se debate en una nueva época de retos. Su transformación llega afectada por el desafío por mejorar la calidad del aire, superar el golpe dado por la pandemia, paliar los efectos del crecimiento demográfico y la integración de tecnologías que afectan al sector. ¿Qué es lo que nos espera?
¿Por qué los sistemas de transporte público necesitan un cambio?
Según datos de UITP, en 2015 se realizaron 243.000 millones de viajes en transporte público en 39 países, un incremento del 18% con respecto a 2000.
Sin embargo, durante esta época la ecuación que pesa sobre el transporte público no se reduce a una cuestión demográfica. Y es que los flujos de personas se mueven hacia ambientes urbanos. Si a fecha de hoy el porcentaje de la población mundial que vive en una ciudad es del 55%, se espera que en 2050 crezca hasta el 68%.
Calidad del aire: un problema mayúsculo
El mayor desafío al que se enfrenta el sector del transporte sea solventar los problemas sanitarios de la contaminación. La OMS ha condenado en los últimos años que nueve de cada diez personas en el mundo respiran aire contaminado. La mala calidad del aire provoca más de 4 millones de muertes a escala mundial. El 90% de las mismas se producen en Asia y África.
Una revolución tecnológica en la movilidad sin precedentes
El reto consiste en racionalizar el aprovechamiento tecnológico integrando los puntos del planeta con mayores necesidades. No solo se trata de reducir trayectos y tiempos o erradicar atascos. El envite se dirige a adaptar las tecnologías más punteras a unos nuevos tiempos que nos dicen que el transporte privado decaerá.
Proyectos e ideas de futuro claves para el transporte público
Tales soluciones se interrelaciones de forma compleja en el interior de las colmenas urbanas. Estas son las más relevantes.
Tráfico urbano totalmente autónomo
Antes del gran desembarco comercial de la conducción autónoma, el vehículo autónomo ya tiene sus aplicaciones en la red pública. Así lo demuestran las pruebas llevadas a cabo en diversas ciudades, como Berlín y Oslo.
La tecnología se ha implementado para el reparto de mercancías, algo útil durante los meses de pandemia. La startup china Neolix, por ejemplo, aumentó en 2020 hasta 200 el número de furgones autónomos de reparto que fabrica.
La tendencia continuará y marcará un giro, puede que traumático, una vez alcance tal y como se persigue al coche compartido.
Smart tickteting
La revolución digital la tiene tomada con el papel (y con razón). Otras de las pequeñas revoluciones que vivimos tienen que ver con la desaparición del formato físico de los billetes y tickets de transporte. En Europa lo impulsa la denominada Smart Ticketing Alliance.
Hyperloop
Uno de los muchos sueños del magnate tecnológico Elon Musk se conoce como Hyperloop. Consiste en una red de conducción de "cápsulas" de transporte que viajan a más de 1.100 km/h. La idea cobra fuerza y varias compañías y centros de investigación la están desarrollando.
Los primeros viajes experimentales se realizaron con éxito en Nevada y el primer objetivo comercial es el de unir San Francisco con Los Ángeles en menos de 43 minutos.
La transición del pozo al aerogenerador
Otro aspecto tecnológico de movilidad es el cambio que opera en el corazón de los propulsores. Mientras que en el vehículo particular la industria de la automoción se ha mostrado reticente a la electrificación, las redes públicas de transporte llevan más de una década introduciendo unidades 100% eléctricas y a hidrógeno e iniciando el destierro de los combustibles fósiles.
Compartido y bajo demanda
¿Y si el transporte público solo existiera cuando se necesitase? Esta utopía tiene mucho sentido. En la movilidad como servicio (MaaS) confluyen todas las plataformas de vehículos compartidos (coches, bicicletas, patinetes, etc.) para reducir la estadística que reza que un coche se pasa el 95% de su vida parado.
La idea se materializa a través de apps que permiten contratar y personalizar los trayectos. No en vano, los gigantes de la industria se vuelcan en desarrollar estos sistemas que, aderezados con el resto de tecnologías como el vehículo autónomo o la gestión masiva de datos, prometen poner solución a los retos mencionados.
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