Autor | Lucía Burbano
Como si tuviera personalidad doble, al rascacielos más alto de Chicago se le conoce por dos nombres: Torre Sears, el de su primer propietario y encargado de su construcción, y Torre Willis, su inquilino posterior. Los habitantes de esta ciudad del midwest, sin embargo, siguen llamándola por su nombre original e incluso montaron una campaña para que el nombre Sears recuperara su antigua corona.
Esta es la historia de un edificio emblemático en el mundo de la arquitectura.
El origen de la Torre Sears
![](file:///C:/Users/Alberto/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image002.jpg)
La historia de la Torre Willis empezó en 1969, cuando Sears Roebuck and Company, la compañía minorista más grande del mundo por aquel entonces, necesitaba una nueva oficina en el downtown de Chicago para alojar a sus 350.000 empleados. El despacho encargado fue Skidmore, Owings & Merrill (SOM), autores del rascacielos más alto del mundo, el Burj Khalifa
Las obras empezaron en 1970 y tardaron 3 años en completar sus 110 pisos y 520 metros de altura (incluyendo las dos antenas que lo coronan, si no se queda en 443 metros). En los trabajos de construcción intervinieron 2.000 obreros y costó más de 175 millones de dólares. En 1974 se inauguró la cubierta situada en la planta 103, que cada año visitan más de 1,7 millones de personas.
A modo de anécdota, a finales de 1971, los residentes de Chicago y los organismos de radiodifusión expresaron su preocupación por la posibilidad de que la altura de la nueva torre Sears interrumpiera las emisiones de televisión. Tras varios tiras y aflojas, en 1972 el juez LaVerne Dickson desestimó varias demandas interpuestas.
La Torre Willis fue el rascacielos más alto del mundo hasta 1998, cuando fue superado por las Torres Petronas en Kuala Lumpur. Actualmente, ocupa la posición número 26, detrás de iconos de las alturas como el World Trade Center o la Torre Shanghai.
De Sears a Willis
Después de 18 años, Sears Roebuck and Company vendió la torre y se mudó del edificio.
En 2009, el edificio pasó a llamarse Willis Tower en honor a Willis Group Holdings, un corredor de seguros mundial cuya sede central estaba en Londres.
Parte del acuerdo incluía el cambio de nombre del rascacielos, hecho que no todos los habitantes de Chicago celebraron con efusividad. De hecho, se lanzó la campaña ciudadana It’s the Sears Tower, que recogió algo más de 50.000 firmas para recuperar el nombre original de la torre.
Aunque dan la bienvenida al Grupo Willis a la ciudad de Chicago y reconocen su contribución a la economía local, argumentan que el holding británico solo ocupa un 3,6% del rascacielos, y por tanto, no son merecedores de rebautizar a uno de sus edificios más queridos e históricos.
A lo largo de sus casi cincuenta años, ha alojado a inquilinos como Goldman Sachs, Northwest Industries, varias radios locales y Merrill Lynch.
Algunos datos de la torre Willis
Este icono del midwest cuenta con varias cifras sorprendentes:
● Pesa 222.500 toneladas.
● Entre otros materiales, se utilizaron 76.000 toneladas de acero.
● Tiene 16.100 cristales tintados en bronce.
● En su interior corren 40.000 km de cable eléctrico y casi 70.000 de cable telefónico.
● Sus 104 ascensores se mueven a 6 metros por segundo.
Skidmore, Owings & Merrill (SOM), los reyes de los rascacielos
El despacho estadounidense con más de ochenta años de recorrido es historia viva de los rascacielos. Sus proyectos se reparten, mayormente, entre Chicago, Dubái y China.
Para la Torre Willis, el icónico diseño retranqueado de la estructura responde a las necesidades espaciales del cliente, que quería un edificio que incorporara no sólo grandes plantas de oficinas para sus propias operaciones, sino también una variedad de plantas más pequeñas para los inquilinos que no necesitaban tanto espacio.
La estructura básica, pionera en el uso de la construcción de tubos agrupados, consiste en nueve tubos cuadrados de 23 metros por 23 metros sin columnas en la base, formando un marco de tubos celulares.
Cada uno de estos nueve tubos es rígido y no necesita soportes internos, descansando sobre cajones de hormigón armado. Se agrupan como un cuadrado cerrado hasta los primeros 50 pisos y luego terminan a distintas alturas para crear la característica forma de varios niveles de la torre.
Sostenibilidad: medalla de platino
En 2021, la Torre Willis experimentó la mayor restauración y transformación en sus 43 años de historia, que incluye nuevas tiendas y restaurantes en el podio. Gracias a esta puesta a punto, liderada por su nuevo propietario, EQ Office y ejecutada por la firma Gensler, mejoró sustancialmente sus prestaciones.
Entre otras medidas, se instaló un nuevo sistema de automatización del edificio junto con sistemas de iluminación de alta eficiencia con controles mejorados y sistemas de fontanería y de calefacción y aire acondicionado que incrementan la eficiencia energética y reducir la huella medioambiental.
Otras iniciativas para convertir a la Torre Willis en un rascacielos más sostenible fue la inclusión de sombreado en las ventanas para reducir las necesidades de refrigeración en verano y la pérdida de calor a través de las ventanas durante el frío invierno de Chicago.
Actualmente cuenta con una certificación LEED de platino.
Unos años antes, se introdujo un programa de reciclaje de papel, plástico, vidrio, aluminio, productos electrónicos y residuos de la construcción en todo el edificio. La tasa de reciclaje del edificio pasó de una media de 10 toneladas al mes en 2007 a más de 56 toneladas al mes en 2009.
Visitar la Torre Willis
Si no se padece de vértigo, subir a The Ledge of Skydeck forma parte de la experiencia turística de Chicago. Desde sus 412 metros de altura no solo puede contemplarse la ciudad a vista de pájaro sino también cuatro estados: Illinois, Indiana, Wisconsin y Michigan. La entrada cuesta 30 dólares.
Fotografías | Unsplash/ Benjamin Suter, Unsplash/ Billy Freeman, Unsplash/ Tim Trad