Autor | Lucía Burbano
Con 632 metros de altura, la Torre Shanghái es el segundo rascacielos más alto del mundo, detrás del Burj Khalifa en Dubái, con 828 metros, y el más alto de China. Cuenta con dos récords más: sus ascensores, de la marca Mitsubishi Electric, son los más rápidos del mundo, con una velocidad de 18 m/s. Y a 562 m, su plataforma de observación, abierta al público, es la más alta del planeta.
Pero lo más destacable del rascacielos es que incorpora una serie de tecnologías que le permiten conseguir importantes ahorros energéticos. Su diseño en espiral también es altamente resistente al viento, a pesar de su altura, y a los terremotos.
Situación de la Torre Shanghái
Inaugurada en 2015, la Torre Shanghái se sitúa en la zona financiera y comercial de
Lujiazui, en el distrito de Pudong, uno de los distritos económicos más importantes del mundo. La proximidad del distrito a los márgenes del río Huangpu, que cruza la metrópolis china, provocó, como veremos más adelante, que los ingenieros diseñaran una cimentación especial dadas las condiciones blandas del terreno.
Está acompañada por otros iconos arquitectónicos como la Oriental Pearl Radio & Television Tower (Shanghái Modern Architectural Design, 1994) o Jin Mao Tower (SOM, 1999). Este conjunto de rascacielos dotan al distrito de un característico y futurista skyline.
Información general de la Torre Shanghái
El promotor de la Torre Shanghái es Shanghái Tower Construction & Development. La construcción de la Torre Shanghái comenzó en 2008 e implementó una metodología constructiva que consistió en la división de los diferentes equipos en áreas específicas (podio, muro cortina o torre) y según las funciones que debían realizar: diseño antiincendios o sustentabilidad.
Altura y programa
Cuenta con tres programas o usos divididos en nueve zonas: 70 plantas de oficinas, 18 de hotel -el más alto del mundo, del operador Jin Jiang International Hotels- con un mirador, un restaurante, una cafetería y una tienda de suvenires. El edificio está coronado por un amortiguador de masa que pesa 1.500 toneladas y que ralentiza la percepción de movimiento.
El equipo de arquitectos decidió dividir los servicios en zonas de 12 a 15 plantas.
Cada una alberga las funciones electromecánicas que precisa cada programa. Esta separación también facilita la circulación de casi 30.000 personas, entre oficinistas y huéspedes, que entran y salen a diario.
Abajo hay un podio de seis plantas con tiendas, un centro de conferencias, restaurantes, cafeterías, acceso directo a una parada de metro y aparcamiento subterráneo con capacidad para 1.800 vehículos.
Cuenta con 106 ascensores que conducen a uno de los cinco lobbies ajardinados de los que dispone la torre.
Arquitectos e ingenieros responsables de la Torre Shanghái
El diseño del rascacielos es responsabilidad de la oficina de Shanghái de Gensler, firma de arquitectura norteamericana fundada en San Francisco, en 1965. Entre otros proyectos, el despacho es responsable de las sedes de Facebook, Microsoft y varios aeropuertos de Estados Unidos.
La ingeniería de la Torre Shanghái corrió a cargo de Thornton Tomasetti, con proyectos en más 150 países, entre los que destacan la Torre Jeddah Tower, en Arabia Saudita, que una vez completada superará el kilómetro de altura.
Diseño en espiral
El edificio de 128 plantas es cilíndrico, mientras el muro cortina exterior es un triángulo redondeado que traza una espiral. Su perfil cónico se inspira en la torre John Hancock, de SOM, en Chicago, concluida en 1969. También hace referencia a la arquitectura tradicional china que combina patios y jardines entre sus edificaciones.
El Council on Tall Buildings and Urban Habitat (CTBUH) define a un edificio en espiral como aquel que rota progresivamente, bien en su fachada o en cada una de las plantas que lo forman, a medida que gana altura. El rascacielos sueco Turning Torso, de Santiago Calatrava, inauguró esta tipología en 2005. Desde entonces, 28 edificios de más de 90 metros de altura han seguido una estética cuya forma es más aerodinámica y eficiente.
Sostenible, verde y eficiente
Hasta 47 tecnologías se encargan de convertir a la Torre Shanghái en un referente de la sostenibilidad en el mundo, medidas que incrementaron el coste del proyecto en un 5% pero que, por otro lado, es capaz de ahorrar hasta 54% de energía.
Cuenta con un certificado con LEED Platino y con tres estrellas del China Green Building, la máxima calificación. Parte de este ahorro se consigue gracias a la segunda piel que envuelve el rascacielos, ya que actúa como aislante y reduce el uso de energía que se emplea para calentar y enfriar el rascacielos.
Los más de 25.000 paneles de 2,14 metros de largo que forman el muro cortina cuentan con un doble vidrio que reduce la huella de carbono en 34.000 toneladas anuales. La Torre de Shanghái incorpora, además, sistemas de control inteligentes que monitorean el consumo eléctrico y que generan un ahorro de 556.000 dólares al año en costos energéticos.
En la corona del edificio se han colocado 270 turbinas de viento que proveen la energía necesaria para iluminar el exterior del edificio. Un sistema de gas natural cogenerativo de 2.130 kW genera electricidad y calefacción en las zonas inferiores.
Además, el rascacielos cuenta con 21 jardines distribuidos en cada una de las nueve zonas que ayudan a regenerar el aire gracias a sus plantas y árboles. El agua que se emplea para irrigar estas zonas verdes proviene de un sistema de recolección pluvial también en la punta de la torre
Resistente a los terremotos
Su diseño también se justifica por otro motivo. Shanghái se encuentra en un cinturón sísmico y con un nivel freático del suelo poco profundo, dada su proximidad al río Huangpu. Apuntalar la base de este rascacielos era crítico. Para reforzar el suelo, se colocaron 980 pilotes de cimentación subterránea a una profundidad de más 85 metros, y luego vertió hormigón para anclar el edificio principal, que pesa 850.000 toneladas.
Gracias a estas soluciones, la Torre Shanghái es capaz de resistir terremotos de 9 grados según la escala Ritcher, catalogado como "devastador en zonas de varios miles de kilómetros".
Visitar la Torre Shanghái
En 2017 la torre más alta de China abrió al público, permitiendo visitas a las plantas 118 y 119, donde se encuentra la plataforma de observación. Los visitantes pueden disfrutar de unas increíbles panorámicas de la ciudad de Shanghái.
El horario de visitas es de 8:30h a 22:00h y el precio de la entrada cuesta aproximadamente €28.86.
Fotos | Unsplash/Antonella Vilardo, Wikipedia/ King of Hearts, Flickr/Marshall Strabala, Flickr/Marek, Moiz K. Malik