Autor | Lucía Burbano
Según datos del Banco Mundial, los residuos sólidos urbanos suman un total de 2.010 millones de toneladas anuales, y se prevé que esa cifra aumente un 70% en los próximos 30 años. A pesar de todas las tecnologías disponibles, las urbes reciclan menos del 20% de los residuos urbanos y el 80% acaba en los vertederos.
Estas cifras solo hacen que constatar la necesidad de implementar sistemas inteligentes que permitan una gestión integral de los residuos que generan las ciudades.
Los beneficios de un sistema inteligente de gestión de residuos
Una gestión inteligente de los residuos utiliza varias tecnologías, esencialmente dispositivos IoT, que gracias a la captura de datos mediante sensores, su capacidad de procesamiento y software específico, permiten analizar y transmitir datos en tiempo real.
En el caso que nos ocupa, un sistema inteligente de gestión de residuos es capaz de, por ejemplo, detectar cuando un contenedor está lleno y avisar a los encargados de los servicios de recogida municipales. Así, pueden planificar mejor las recogidas en función del tiempo que suelen tardar en llenarse.
Además de la planificación, esta información transmitida tiene dos ventajas más:
- Medioambiental: ya que evita viajes innecesarios de los camiones encargados de recoger los residuos.
- Económico: favorece una organización más eficiente de la jornada laboral de las personas encargadas de su recogida. Esto supone ahorros tanto a los municipios como en impuestos.
Además de la IoT, la inteligencia artificial permite ir un paso más allá y detectar el tipo de residuo que se está depositando en cada contenedor. Son las llamadaspapeleras inteligentes, como las de Bin-E.
Ciudades que han implementado sistemas de gestión de residuos inteligentes
Si recuperamos el estudio del Banco Mundial y nos fijamos en valores económicos, los costes operativos de un sistema de residuos tradicional, que incluye la recogida, el transporte, el tratamiento y la eliminación, suelen superar los 100 dólares por tonelada.
Los datos medioambientales tampoco son demasiado halagüeños, ya que la eliminación de residuos -en particular, el potente gas metano liberado por la materia orgánica en los vertederos- es responsable de alrededor del 5% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero. En algunas ciudades, la cifra sube hasta el 35% de las emisiones totales en Calcuta o el 22% en Río de Janeiro.
Las ciudades, conscientes de estos impactos, han empezado a implementar sistemas inteligentes de gestión de residuos.
En 2018, empezaron a instalarse papeleras inteligentes Bigbelly en San Francisco y más tarde en Nueva York. Albergan hasta cinco veces más residuos que las tradicionales, ya que compactan el contenido utilizando energía solar, y avisan a las autoridades cuando han alcanzado un 70% de su capacidad.
En la ciudad inteligente de Songdo no operan camiones de basura. Cuando esta se deposita en cubos distribuidos en apartamentos, cocinas, salones y oficinas, se aspira automáticamente a través de una serie de tubos neumáticos presurizados hasta una red de túneles y tubos subterráneos.
El sistema se conecta a una instalación central de tratamiento llamada "Third Zone Automated Waste Collection Plant", donde los residuos se clasifican y reciclan, y los orgánicos se trasladan a incineradoras para generar energía.
En 2021, Ámsterdam fue reconocida con el premio GO SMART 2021 por su solución inteligente para detectar basura en las calles gracias a la IA, que mapea automáticamente objetos y residuos depositados en la calle. Una vez detectada, la información se comparte con los servicios correspondientes del ayuntamiento para que la recojan, ayudando así a la ciudad a mantener las calles limpias.
Fotografías | Unsplash/Nick Fewings, Blue Cloud