Autor | M. Martínez Euklidiadas
Cuando en 2006 Mike Davis publicó Planet of slums, señaló cómo los residuos tecnológicos de Occidente y los países ricos estaban conformando las nuevas periferias pobres africanas, megaciudades sin ley que forman conurbaciones de montañas de residuos tecnológicos y electrónicos en proceso de incineración para recuperar los valiosos metales que contienen. ¿Cuál es el impacto de los residuos electrónicos en las ciudades?
La actual avalancha de residuos electrónicos urbanos
Según The Global E-waste Monitor 2020, Reino Unido producía 23,9 kg de residuos electrónicos anuales per cápita, Francia y Estados Unidos 21, Japón 20,4, Alemania 19,4, etc. La OCDE maneja datos similares, poniendo a Noruega en cabeza con 26 kg/cap-año. Según los últimos datos de 2022, el 83% de los residuos electrónicos tiene un tratamiento incierto, una forma educada de decir que acaban en vertederos en la periferia de ciudades pobres de países ídem.
Un flujo de residuos de ciudades ricas a ciudades pobres
En una compleja paradoja, los residuos electrónicos de residentes de ciudades en países ricos han sido durante varias décadas uno de los motores de crecimiento de ciudades pobres en otros continentes. Pero asistimos a un trampantojo insostenible y peligroso.
En 2017, China se negaba a seguir siendo el basurero de Occidente al comprobar cómo la aparente riqueza por ser la recicladora del mundo ocultaba en realidad la destrucción de su patrimonio natural y envenenaba a sus residentes. Se acusó al país de "romper el sistema de reciclaje mundial", aunque la realidad es que nunca llegó a funcionar bien.
Pese al drama, la transferencia de residuos electrónicos de países muy ricos a países muy pobres ha tenido cierta utilidad para que estas ciudades desarrollasen procesos de separación y reciclaje, pero a costa de la salud de la población local, como ocurre en Agbogbloshie o Dharavi.
Agbogbloshie, Acra (Ghana), la más contaminada de África
La barriada de Agbogbloshie es probablemente el lugar más contaminado por plomo, berilio, cadmio y mercurio de toda África, desde hace décadas. Pese a los intentos de desalojo de los gobiernos locales, estas pilas de residuos atraen a población rural joven para la que, por desgracia, exponerse al cáncer prematuro es incluso mejor destino a corto plazo que permanecer en sus aldeas. La basura electrónica de Europa es su única fuente de ingresos.
Dharavi, Bombay (India)
El mayor barrio marginal de la India, Dharavi, hace tiempo que trata de mantener una férrea organización en los vertidos de residuos que llegan a sus desdibujadas fronteras. La tenacidad india ha convertido este asentamiento informal de crecimiento explosivo en una de las fábricas de reciclaje más grandes del planeta en volumen. A costa de la salud de los dharavikar, por descontado.
Minería urbana, una alternativa parcial a los residuos electrónicos
Si antes señalábamos que el sistema de reciclaje mundial nunca llegó a funcionar es porque se necesitan procesos que recirculen materiales en lugar de moverlos a través de una línea recta desde su extracción a su abandono en vertedero.
La minería urbana persigue que los materiales electrónicos no abandonen la ciudad, sino que orbiten a su alrededor en diferentes formas de tratamiento que eviten minar nuevos recursos.
Imágenes | Hafidh Satyanto, OCDE, Global Transboundary E-waste Flows Monitor 2022