Author | Jaime Ramos
La Tierra, como planeta rocoso, está viva bajo nuestros pies. Si bien es más que complicado sentir la actividad geológica, en ocasiones se manifiesta de forma abrupta y peligrosa. Los terremotos y seísmos se encargan de transmitir esos latidos tectónicos y han obligado al ser humano a estar preparado.
En función de la mayor o menor magnitud de los seísmos según la escala de Richter, se suceden anualmente entre una y dos decenas de terremotos que superan los ocho grados, hasta más de 2.000.
Qué significa adaptar una edificación o reforzarla ante seísmos
El riesgo se incrementa en determinadas zonas o puntos geológicos más comprometidos. El peligro se eleva porque en muchas regiones existen grandes asentamientos poblacionales. Ciudades como Manila, Yakarta, Los Ángeles, San Francisco, Lima, Teherán, Estambul o Tokio poseen una gran actividad sísmica, aunque no siempre se note en sus suelos.
La capital nipona, por ejemplo, se encuentra asentada en el área donde se producen el 80% de los terremotos de mayor magnitud. Las estimaciones de la Universidad de Tokio apuntan que la ciudad tiene un 98% de probabilidades de sufrir un gran terremoto en los próximos 30 años.
Es en estas áreas donde más se ha cultivado la ingeniería sísmica como instrumento elemental de protección urbana a través de la arquitectura. En las últimas décadas, se han desarrollado una metodología conocida como Performance Based Earthquake Engineering para identificar la respuesta de las tecnologías antisísmicas.
Qué es un refuerzo antisísmico
El denominado refuerzo antisísmico es una aplicación de la ingeniería sísmica que, mediante técnicas concretas, implementa las estructuras internas y externas de las edificaciones. El objetivo se dirige a dar con una arquitectura que ofrezca más resistencia ante las catástrofes geológicas.
Técnicas de refuerzo antisísmico
Para ello, existen numerosas técnicas a nivel global. Se suelen agrupar en torno a tres funcionalidades de protección: por disipación, de resistencia y por deformación o ductilidad.
Disipación energética
Las técnicas de refuerzo antisísmico por disipación persiguen canalizar o amortiguar la energía de un terremoto de modo que no incida en la salud del edificio y pueda descargarse en forma de movimiento o calor. Suelen ser eficaces para la denominada resonancia sísmica que perdura tras los momentos iniciales de un terremoto.
Una derivada y referencia mundial de esta técnica se encuentra en el rascacielos Taipei 101, en Taiwán. Una esfera dorada de 728 toneladas hace las veces de TMD (amortiguador de masa sintonizado), manteniendo el equilibrio de los 508 metros de edificación ante posibles ondas sísmicas.
Resistencia sísmica
Se trata de estructuras que elevan la resistencia ante el impacto de un terremoto. Entre las diferentes técnicas, destacan los post-tensores externos, que hacen uso del hormigón prefabricado, o los más llamativos refuerzos externos a la propia edificación, en forma de columnas o estructuras masivas.
Se tiende a recurrir a esta última en edificios históricos o más antiguos que no aceptan grandes reformar internas. El Rostrevor House de Wellington, en Nueva Zelanda se vale de esta técnica para paliar el efecto de los más de 30.000 seísmos de todas las magnitudes que vive este país cada año.
Ductilidad ante el seísmo
Las técnicas de refuerzo por ductilidad reconocen que un seísmo causará daños en el edificio. La piedra angular supone dirigir la energía hacia elementos estructurales que puedan absorber tal energía y deformarse sin que afecte al resto o suponga un mayor riesgo de derrumbe.
Las 73 plantas del edificio Wilshire Grand Center en Los Ángeles (Estados Unidos) protegen su equilibrio gracias a aleaciones SMA (con memoria de forma) de refuerzo antisísmico. Ante un terremoto, absorben parte de la energía y se deforman en consecuencia, para luego volver a su estado previo.
El desarrollo de estas técnicas permite minimizar los efectos dañinos de las catástrofes en las ciudades. Forman parte esencial de la nueva planificación urbana que toda ciudad inteligente ha de incorporar para garantizar la seguridad del nuevo urbanismo.
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