Autor | Jaime Ramos
Los contadores inteligentes se han convertido en una de las primeras manifestaciones prácticas en materia de sensorización e IoT. Destacan por considerarse dispositivos sencillos de aplicar a gran escala.
La revolución tecnológica actual tiene mucho que ver con mejorar el conocimiento de los procesos que rigen el devenir urbano. Entre ellos, la cuestión energética es protagonista. A propósito de los hogares inteligentes, el consumo de energía de los hogares y los locales comerciales supone el 39% del total de la demanda en un país como Estados Unidos, según su departamento de energía. En este contexto, la implantación de contadores inteligentes resulta un primer y fundamental paso.
¿Qué es un contador inteligente y para qué se utiliza?
Los contadores inteligentes consisten en medidores del consumo de agua, electricidad, gas (o de cualquier suministro) que se han implementado y digitalizado para ofrecer una información pormenorizada del gasto en hogares o establecimientos; al mismo tiempo, son capaces de transmitir en tiempo real esa información sirviendo de base para el desarrollo de las redes inteligentes.
Aunque su integración es relativamente moderna, el origen de su concepto se remonta décadas atrás, a los años 70, como parte del desarrollo de las telecomunicaciones. La primera aplicación moderna se le atribuye al emprendedor e inventor Theodore Paraskevakos dentro de sus trabajos en la compañía Boeing.
¿Qué ventajas y desventajas presentan los contadores inteligentes?
Entre las ventajas de los contadores inteligentes encontramos:
- Simplificar la labor de lectura energética de los suministros. Las compañías reciben de forma directa y telemática la información, sin necesidad de enviar operarios que la recopilen o que sea el consumidor quien entregue esa información. Supone un gran ahorro en cuestión de recursos y de costes para las empresas.
- Reducen los trámites administrativos entre los suministradores y los clientes.
- Otorgan un control más estrecho del consumo de cara a evitar posibles fraudes.
- Permiten que el consumidor final tenga una información valiosa a la hora de incrementar la eficiencia de su consumo energético. Por ejemplo, gracias al IoT, los hogares pueden flexibilizar sus tarifas en tiempo real para ajustarlas a los momentos en los que más energía consumen.
- Posibilitan la recolección digital de datos macro que los convierte en una herramienta básica para las Smart Grids, lo que repercute sin remedio en la sostenibilidad. Así, es posible conocer las tendencias energéticas discriminadas por zonas o por periodos; operar sobre la red para incrementar su eficiencia, racionalizar el uso global de la energía y reajustar la oferta a la demanda.
Las desventajas comunes asociadas a los contadores inteligentes son:
- Requieren una inversión y tiempo de implantación que no se debe subestimar. Mientras que en regiones, como en Reino Unido, presentan una tasa de penetración del 55% con 31,1 millones de instalaciones; en otros territorios más amplios, como en América del Sur, alcanzan al 6,2% de los contratos y se espera que lleguen al 21,7% en 2028.
- Comparten con otras soluciones tecnológicas que son objeto de actualización y de protocolos de estandarización, lo que puede entorpecer su potencial y eficacia.
- Como ocurre con todos los dispositivos y sensores que sondean sobre la vida privada de las personas, suponen también un reto para la privacidad. Requieren de una regulación que garantice ciertos derechos a los consumidores para que la información que otorgan no se utilice para fines interesados o un uso maligno.
Sensores básicos para el desarrollo de las redes inteligentes
Con todo, suponen un instrumento básico dentro de las aplicaciones urbanas más valiosas del IoT. Constituyen el primer eslabón de una cadena que actualiza la infraestructura energética aspirando a metas más ambiciosas para la sostenibilidad.
Imágenes | Freepik/pvproductions,Freepik/freepik, Freepik/fanjianhua