Autor | M. Martínez Euklidiadas
Si la ciudad es considerada una máquina o un organismo, entonces la vegetación dentro de ella actúa como filtros o riñones, limpiando el aire de sustancias como los compuestos orgánicos volátiles (VOCs), el CO~2~, los metales pesados y otros elementos. Pero tienen límites. ¿Podrían las plantas modificadas genéticamente como las Neoplantas (Neo P1) para limpiar el aire urbano?
¿Cómo ‘funciona’ la vegetación para limpiar el aire?
A través de su comportamiento natural, las plantas retiran ciertos compuestos del ambiente, por ejemplo almacenando su carbono bajo el suelo o en su interior. Aunque no solo funcionan como sumidero de esta molécula.
En 1989, la NASA demostró que algunas plantas eliminaban también compuestos orgánicos volátiles (VOCs) en el interior de los hogares. Lo del interior es importante, como también es importante destacar que la vegetación solo retira entre el 1% y el 15% de la contaminación química a nivel urbano.
Así funciona la Neo P1, el poto de alta eficiencia, para limpiar VOCs
¿Es posible mejorarlo? Esa es la idea de Neoplants, una empresa privada francesa de tipo startup que ya ha logrado recaudar 20 millones de dólares en rondas, y que vende plantas genéticamente diseñadas para retirar los contaminantes del aire del interior de las viviendas u oficinas.
La planta Neo P1 es su primer producto a la venta, una modificación genética de un tipo de poto. ¿Cuánto cuesta la Neo P1? En principio, 179 dólares, aunque sus diseñadores esperan bajar el precio a 20 dólares en unos años.
El ADN de esta planta ha sido (ligeramente) modificado para producir nuevos tipos de enzima que metabolizan los contaminantes del aire, y funciona mejor que el resto de plantas para absorber VOCs (que los filtros HEPA dejan pasar). En su libro blanco documentan sus referencias, entre las que destaca una capacidad de filtración equivalente a 30 potos convencionales.
Beneficios de las plantas genéticamente modificadas
Las plantas genéticamente modificadas (OMG) suponen un impulso tecnológico y una muleta sobre la que apoyar la actividad y crecimiento humanos. Por ejemplo, el arroz dorado es un organismo genéticamente modificado accesible de manera gratuita a países en desarrollo que contiene mucha vitamina A.
Las plantas OMG tienen beneficios asociados como resistencia a algunas plagas, capacidad de adaptación al medio, la mejora de la producción o ser compatibles con herbicidas. Aunque, en defensa de lo contrario, a menudo no hace falta recurrir a esta modificación:
Los riesgos de aplicar tecnología en lugar de solucionar el problema en la base
Por desgracia, además de "apoyar la actividad y crecimiento humanos", la tecnología de OMG podría apuntalar ese crecimiento, convirtiendo una captura efectiva de carbono en la perfecta excusa para el inmovilismo climático (como ya ocurre con los CCS).
Otro de los problemas de esta tecnología, dejando a un lado que el ADN de las futuras plantas esté sujeto a derechos privados de fondos de inversión, es que, al igual que ocurre con la tecnología de captura de carbono, son parches técnicos.
Son o serán útiles, suponiendo que logramos que funcionen (la Comisión Europea o la Agencia Internacional de la Energía advierten de los riesgos de la tecnología CCS aún en desarrollo), pero que no ponen el foco en el problema de reducir las emisiones, sino en tratar sus síntomas.
Imagen | Carlos Torres