Autor | M. Martínez Euklidiadas
El Museo Guggenheim Bilbao (España) es conocido por lo novedoso de su arquitectura y la belleza de sus formas. Tanto que ha servido de inspiración para arquitectos de todo el mundo, y usado en un sinfín de películas de ciencia ficción. Aunque sus formas futuristas no son lo único relevante de un edificio que sirvió para poner a la ciudad que lo alberga en el mapa. Aquí hay 9 razones por las que merece su fama mundial.
¿Por qué es famoso el Museo Guggenheim Bilbao?
El Museo Guggenheim Bilbao ha ganado más de 70 premios internacionales de más tipos de los que se tienen en mente cuando se suele hablar de él. Aunque muchos de ellos están relacionados con su diseño, la forma en que fue construido o el modo en que se opera a diario, también destaca en premios como la mejor web, mérito a las Bellas Artes, a la iluminación, a la accesibilidad global, a la RSC, al empoderamiento femenino o a accesibilidad web entre decenas más.
Algunos datos asombrosos sobre el Museo Guggenheim Bilbao
Se han seleccionado algunos de los datos más llamativos pero menos conocidos del museo. Entre ellos destacan:
Una decena de museos Guggenheim
El Museo Guggenheim de Bilbao tiene varios hermanos mayores: el Museo Solomon R. Guggenheim (1959) de Nueva York y el Museo Guggenheim de Venecia (1979). El nombre se lo dio la Fundación Solomon R. Guggenheim.
También existieron varios museos Guggenheim en Berlín de 1997 a 2012 y en Las Vegas de 2001 a 2008, cerrados por la fundación, y hubo varios intentos de abrir museos en Guadalajara (México), en Vilna (Italia) y en Helsinki (Finlandia) que no despegaron. Actualmente hay otros dos más en proyecto: Abu Dhabi y una ampliación para Bilbao.
Más de 25 000 m^2^ de titanio
La coraza que recubre el museo está compuesta por casi 33.000 planchas de titanio que, según los organizadores del museo, "consigue un efecto rugoso y orgánico, al que se suman los cambios de tonalidad del material según la atmósfera reinante".
En palabras de Juan Ramón Pérez, gerente de la obra del Museo Guggenheim de Bilbao, "el titanio fue elegido por su magnífica resistencia a la corrosión, su duración, su solidez y su increíble rango de tonalidades dependiendo de la intensidad y reflexión de la luz, que hace que del amanecer al crepúsculo su color vaya cambiando con el día".
No cabe duda de que el color y las formas han supuesto un acierto para la presentación del edificio, que adopta una visual diferente según pasan las horas.
Adiós a la antigua zona industrial
Bilbao es el ejemplo de una ciudad que supo renovarse a tiempo —ciudades antes industriales como Mánchester o Detroit no tuvieron esta visión, tardando casi veinte años más en recuperarse— y el Guggenheim fue clave para ello. La zona en la que se erigió el museo fue una antigua zona industrial en decadencia acelerada que ha sabido renacer como entorno cultural. El área, previamente devaluada, ha convertido a Bilbao en una potencia mundial en cuestiones culturales.
Alpinistas para la limpieza
Las fachadas del museo Guggenheim de Bilbao son irregulares y, por tanto, no es posible limpiarlas mediante góndolas convencionales. En su lugar, un equipo de alpinistas profesionales son los encargados de embellecer el edificio cada cierto tiempo.
Un diseño por ordenador adelantado a su época
En la actualidad es frecuente, si no universal, que el diseño de cualquier edificio público se realice en un programa de ordenador, con foco en BIM. Sin embargo, cuando el edificio fue diseñado a comienzos de los años 90 del siglo pasado, digitalizar la estructura y usar CATIA fue toda una novedad. Este programa había sido usado en la industria aeronáutica francesa y era lo mejor que existía en la época.
Un esqueleto único en su clase
En la imagen previa se intuye la complejidad técnica de construir el Guggenheim, un museo en el que ni una sola de las fachadas es igual a ninguna otra. Lo cierto es que hizo falta no solo el uso de un software adelantado a su época, sino de técnicos que iban descubriendo nuevas formas de trabajar con elementos aparentemente comunes como los perfiles de acero. De estos destaca que tampoco hay dos iguales, lo que supuso un desafío técnico.
Puppy, la mascota vegetal
Puppy es un perro de 12 metros y medio de altura constituido por decenas de miles de flores vivas. Un equipo de jardineros se encarga de cuidar su apariencia y adornarla según la época del año. Un complejo sistema de nutrientes las alimenta desde el interior. Puppy es la segunda creación de Jeff Koons en esta línea. El Puppy original está en Nueva York.
Un sistema de iluminación de primera
Museo Guggenheim Bilbao es un museo de arte contemporáneo y, al tiempo, arte en sí mismo. Sus obras son objetos que requieren de una luz de alta calidad. Si bien es cierto que todos los museos del mundo han de priorizar esta sustancia, el Guggenheim lo hace de forma extraordinaria. De hecho, tiene varios premios internacionales debido a su luz interior.
Un pequeño ejército de mantenimiento
En el Guggenheim de Bilbao trabajan a diario casi 50 técnicos de mantenimiento y limpieza. Sin ellos sería imposible mantener el sistema en marcha. "En el museo hay 7.500 puntos de luz y más de 2.000 tomas de corriente", comenta Óscar Rábade Romero, Gestor de Mantenimiento y Limpieza del museo, añadiendo que "podemos estar hablando de unos 5.000 m^2^ de salas técnicas y pasillos".
El Museo Guggenheim Bilbao es una máquina fascinante, y es completamente comprensible entender por qué otros países han tratado de emular la obra. Como Puppy, no solo es guardián del arte que contiene, sino que ya no puede evitar formar parte de la galería mundial.
Imágenes | Mikel Arrazola, Jorge Fernández Salas, Jose María Ligero Loarte, Dorien Monnens