Autor | M. Martínez Euklidiadas
Los incendios forestales están a las puertas de las ciudades. Con la subida de las temperaturas derivada de la alta concentración atmosférica de CO~2~ y otros GEI, los fuegos son cada vez más frecuentes y difíciles de apagar. ¿Qué implica para las ciudades? ¿Qué se puede hacer contra el fuego?
¿Cómo afectan los incendios forestales al medio ambiente?
A pesar de que los incendios forestales pueden tener un origen ‘natural’, solo el 2% de ellos están causados por rayos y menos del 5% por fenómenos en los que el ser humano no participa. En un país mediterráneo de clima templado como es España, el 22,5% está causado por negligencias y el 60% son intencionados. Esto tiene graves consecuencias en la ecología y sociedad:
● Acaban con la vida silvestre y la vegetación. En ocasiones se extinguen especies o variedades.
● Deterioran el suelo, a veces de forma irreparable. A veces esta erosión viene del agua usada para apagarlos.
● Al arder, la masa vegetal expulsa CO~2~, lo que supone un retroceso contra el cambio climático y una retroalimentación.
● El aire queda contaminado durante un tiempo. Ceniza y humo causan problemas de salud a las personas.
● Los trabajadores próximos a los incendios, como los agricultores, pueden perderlo todo en cuestión de horas.
¿Qué grandes incendios hubo en 2021?
Hace seis décadas había incendios de categoría 1 y 2. Sin embargo, cada vez son más frecuentes los de quinta y sexta generación (mega-fuegos[[1]](file:///C:/Users/Alberto/Documents/Smart/Noviembre/Effects%20of%20forest%20fires%20for%20our%20cities.docx#_msocom_1) ). A medida que la temperatura de la atmósfera aumenta, también lo hace la frecuencia y duración de los incendios. En 2021 han destacado:
● Incendios forestales en Grecia. Los bomberos del país detectaron 428 incendios forestales y se quemaron unas 124 hectáreas.
● Incendios forestales en Turquía. Las autoridades confirman la aparición de 126 focos cerca de 32 ciudades del país.
● Incendios forestales en Italia. En Sicilia se alcanzaron los 48,8 ºC en agosto. Al calor acudieron, una vez más, los pirómanos.
● Incendio explosivo en Sierra Bermeja, España, en septiembre. Se le considera de sexta generación, prácticamente incontrolable.
Aunque este año llamó la atención la zona mediterránea (el Mediterráneo es la masa de agua que más rápido se calienta), el centro de África, la costa californiana, el este de Brasil o el norte de Australia también ardieron.
Según Copernicus, el sistema de satélites de vigilancia atmosférica de la UE, solo en verano de 2021 (meses de julio y agosto) se han vertido a la atmósfera cerca de 2.642 millones de toneladas de CO~2~ debido a incendios en todo el mundo.
¿Cuáles son los principales efectos de los incendios forestales en nuestras ciudades?
Además de la posibilidad de que el incendio arrase las ciudades —algo atípico gracias a los mecanismos de seguridad y que las ciudades rara vez se encuentran ‘dentro’ de las masas boscosas— está el caso directo de que la humareda provoque problemas graves de salud.
A la destrucción del paisaje hay que sumar la afección, a décadas vista, a las empresas de la región. Tanto agricultura como ganadería se resienten, y la industria podría hacerlo si el incendio devora parte de las instalaciones o infraestructuras. Sin estas, la región queda deprimida.
¿Cómo pueden las ciudades inteligentes ayudar a controlar los incendios forestales?
Cada vez existen más sistemas de monitorización ambiental de protección contra el fuego. Ciudades como Nueva Orleans han demostrado que es posible resistir al fuego. Los sistemas de emergencias son cada vez más refinados aunque, por desgracia, no pueden ‘crecer’ al ritmo que lo hacen los incendios.
La solución más inteligente es dejar de emitir carbono a la atmósfera. Tanto y tan rápido como sea posible. Las ciudades inteligentes no usan combustión en sus procesos, y se mueven o calientan sin necesidad de quemar materia en el proceso. Por suerte, es precisamente en los entornos urbanos en los que es posible una movilidad sin explosiones y una climatización eléctrica.
Imágenes | Matt Howard, Copernicus