Autor | Jaime Ramos
El sector de la construcción, clave para el desarrollo urbano y que afecta de lleno a las ciudades, vive en 2023 su particular cruce de caminos preguntándose si los costes caerán o si por el contrario seguirán subiendo.
Si ponemos como ejemplo la situación en Estados Unidos, 2022 fue un año en el que las constructoras afrontaron unos sobrecostes del 14,1%. Así lo indica el índice de referencia elaborado por la multinacional de capital inmobiliario CBRE.
Como ocurre en otros ámbitos, la pregunta sobre qué ocurrirá a finales de 2023 implica, no solo a la construcción, sino a numerosos sectores económicos o institucionales. Este tipo de tendencias pueden amplificar fenómenos complejos para las ciudades. Un claro ejemplo entre la relación entre coste y el precio de la vivienda lo encontramos en San Francisco y su dilema con la población sin techo.
Factores que han afectado a los costes de construcción
En los últimos tres años, el sector de la construcción ha digerido y somatizado varios impactos exógenos. Los que más le han afectado han sido la crisis con la COVID-19, el desafío energético, la tensión causada entre las potencias occidentales por el conflicto en Ucrania y, como colofón, el contexto inflacionario.
Todo ello ha ido conduciendo o agravando algunos factores negativos. Se ha observado una escasez y consecuente incremento en el precio de los materiales de construcción. Los analistas de la compañía Dodge detectaban en octubre de 2022 alzas interanuales del 10,8% para el cemento; 14,2% en el hormigón o 23,1% en la pintura. A ello, se le ha sumado una progresiva demanda no satisfecha de mano de obra cualificada en mercados laborales como el estadounidense o el británico.
¿Caerán los costes de la construcción en 2023? Qué tener en cuenta
Si desgranamos los factores expuestos, comenzando por el de los costes de los materiales, algunos expertos apuntan a que el incremento en sus precios va a moderarse durante 2023. En Estados Unidos, hay síntomas de una mejora dinámica en la cadena de suministro y en los descensos de precios que ya se dieron a partir de diciembre de 2022 en subsectores como el de la madera.
Estas proyecciones se apoyan en los augurios que propicia el Índice de Facturación de Arquitectura (ABI), elaborado por el Instituto Americano de Arquitectos (AIA). Los resultados aportan algo de luz sobre unos volúmenes de facturación que están manteniendo el tipo.
El desafío virará, en buena medida, hacia los costes y la disponibilidad de trabajadores especializados, una partida espinosa y compleja que puede llegar a alcanzar el 40% en los presupuestos. Preguntados por el AIA, el 86% de los líderes del sector reconocen esto como un reto mayor en sus empresas.
A nivel global, se espera que la deriva con la inflación contribuya a que las constructoras operen en márgenes presupuestarios más favorables. El Fondo Monetario Internacional prevé un dato global del 6,6% en 2023 y del 4,3% en 2024. Relacionado con lo anterior se encuentra el influjo de la relajación de los protocolos anti-COVID de China.
¿Cómo podemos prepararnos para un incremento en los costes de construcción?
Dada la complejidad de la situación, el sector puede aprovechar más que nunca ciertas ventanas de oportunidad:
- Apostar por las ventajas tecnológicas. El uso de nuevo software, la tecnología blockchain o el uso de drones pueden suponer ventajas cualitativas en el sector.
- Considerar el uso de materiales alternativos.
- Diversificación del negocio.
- Analizar y flexibilizar entre partidas para revisar los márgenes.
En definitiva, la construcción afronta las exigencias de la situación económica mundial y la supervivencia de muchas compañías pasa por su eficacia a la hora de asimilar el desafío con la volatilidad e incremento de los costes de construcción.
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