Autor | M. Martínez Euklidiadas
Es altamente probable que el agua sea el recurso más desafiante del futuro inmediato de la humanidad. De 2020 a 2022 se registraron 202 conflictos por el agua potable en el mundo y la mitad de la población mundial sufría escasez según el IPCC. Al mismo tiempo que el agua no potable ocasiona destrozos en ciudades y dobla su frecuencia en los últimos 20 años. ¿Pueden las ciudades captar aguas pluviales para evitar que estas arrasen el suelo y, a la vez, suministrar agua a la población y los cultivos? Pista: desde luego.
Desconectar las bajantes de lluvia, un nuevo sistema de recogida de aguas pluviales
En 1993, la ciudad estadounidense de Portland iniciaba su exitoso Programa de Desconexión de Bajantes, un sistema residencial de recogida de aguas pluviales. En lugar de enviar el agua de lluvia directamente a los canales e infraestructura gris, se usaban para recolectar agua en depósitos domésticos o redirigir el flujo a zonas verdes capaces de absorber el excedente.
El proyecto tuvo un éxito abrumador. Se redujo la escorrentía superficial, se evitó drenar acuíferos para mantener algunas áreas verdes y no hizo falta aumentar la infraestructura gris y los canales de agua porque estos estaban menos saturados. Todos ganan.
Canchas de tormenta: mejor que los tanques de tormenta en la recogida urbana de aguas pluviales
Un tanque de tormentas es un volumen amplio y soterrado, construido de hormigón y ligeramente impermeabilizado. Su función es almacenar agua en periodos de grandes lluvias, servir de amortiguador ante riadas. Pero se caracteriza por ser extremadamente caro, muy invasivo con los arroyos y la biodiversidad y particularmente contaminante. ¿Cuál es la alternativa?
En 2011, Rotterdam construyó un sistema de retención de aguas pluviales en la plaza Benthemplein, a la que ahora se conoce como plaza del agua. La plaza, cuya cota es muy baja y se ve como un gran depósito a ras de suelo, contiene canchas deportivas, gradas y equipación para patinadores. Pero, cuando llueve mucho, se inunda todo este espacio, adaptando el uso de la plaza a los ciclos naturales del agua. Luego, este fluido es enviado a las depuradoras.
La ciudad esponja de Wuhan, conviviendo con las lluvias
Wuhan, capital de la provincia de Hubei y conocida como ‘la ciudad de los cien lagos’, saltó a los titulares mundiales debido a la COVID-19, pero antes de la emergencia de esta enfermedad la megaurbe ya trabajaba a favor del concepto de la ciudad esponja. De hecho, es la ciudad insignia de China sobre este concepto que exporta al mundo.
China es un país caracterizado por masas de agua e históricamente inundable. Bajo este paradigma, ciudades como Wuhan están apuntalando los cimientos vegetales de la capital gracias a soluciones basadas en la naturaleza (SbN) que permiten absorber los excesos de agua. Y lo están logrando.
Sembrar ríos, sembrar lluvia: cómo recoger lluvia y nieve aguas arriba de la ciudad
En 1982, el matrimonio formado por Josiah Austin y Valer Austin Clark empezó a colocar rocas de mediano tamaño en vados secos de una cuenca hidrográfica. Menos de una década después se habían formado estanques de dimensiones considerables en los que florecía la vida, y una densa red de arroyos recorre hoy día el valle. Las publicaciones científicas asociadas se acumulan. ¿Podría ser una forma de dar de beber a las ciudades? Es probable, si este tipo de infraestructura básica se ubica aguas arriba de estas.
El ciclo corto del agua consiste en la evaporación, condensación y lluvia que ocurre dentro de un sistema. Y se ha descubierto que tanto el método de los Austin como otros (por ejemplo, los agujeros en medialuna de Kenia, Tanzania o Tenerife, entre otras regiones) ayudan a condensar lluvia.
Imágenes | Stephen Fang, Lian Tomtit