Autor | Lucía Burbano
Las ciudades acumulan casi dos tercios de la demanda mundial de energía, producen hasta el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero y el 50% de los residuos. Las urbes que apuestan por incorporar criterios de economía circular en su estrategia municipal no solo consiguen beneficios propios sino para el conjunto del planeta.
La economía circular y las ciudades inteligentes
El informe Circular Economy in Cities, publicado por el Foro Económico Mundial, define la economía circular como "un sistema económico basado en modelos empresariales que sustituyen el concepto de "fin de vida" por la reducción, la reutilización alternativa, el reciclaje y la recuperación de materiales en los procesos de producción, distribución y consumo, operando a nivel micro y macroeconómico, con el fin de lograr un desarrollo sostenible".
¿Y cuál es la relación de las ciudades con la economía circular? Más del 80% del PIB mundial se genera en las urbes, donde vive el 56% de la población mundial. Las ciudades forman, además, un rico ecosistema productivo, residencial, experimental y administrativo que les permite ser el banco de pruebas perfecto para explorar modelos de circularidad.
Ejemplos de economía circular en las ciudades
Lolland y Copenhague, Dinamarca
Dinamarca presenta un interesante ejemplo de economía circular que además equilibra la demanda habitacional entre campo y ciudad. En la zona rural de Lolland, donde la población va en descenso, la empresa Lendager, especializada en implementar la circularidad en el sector de la construcción, está reciclando y reaprovechand los materiales provenientes de la demolición de edificios abandonados para construir vivienda nueva en la capital.
La empresa ha ideado una nueva técnica para reciclar muros de ladrillo, algo altamente complejo y que ha plasmado en un edificio residencial en Ørestad, Copenhague, que además consigue reducir la huella de CO2 asociada a la construcción en un 70%.
Las ciudades esponja de China, ejemplo de la economía circular del agua
La iniciativa de las 30 ciudades esponja, que incluyen Shanghái, Wuhan y Xiamen, quiere hacer frente a la escorrentía de agua de lluvia incorporando humedales y elementos drenantes de origen natural como cubiertas vegetales y pavimentos permeables para aprovechar el los excesos de la lluvia torrencial que el terreno no puede absorber. El objetivo es reutilizar el 70% de estas aguas pluviales en las áreas urbanas chinas.
Este proyecto circular cuenta con una financiación de 12 mil millones de dólares, financiado en un 20% por el gobierno central chino. Los gobiernos locales y empresas privadas cubren el porcentaje restante.
¿Y quién financia la economía circular?
Virar de una economía lineal a una circular requiere de un esfuerzo gigantesco por parte de las ciudades. La dependencia que todavía existe hacia los combustibles fósiles, el cambio de mentalidad necesario en la gestión de los recursos o las altas inversiones necesarias en investigación y desarrollo cuyo retorno no es inmediato son algunas de sus barreras.
Por eso es esencial que los gobiernos nacionales y locales impulsen estas iniciativas circulares. Es el caso de Londres, que cuenta con un programa que ayuda a las pymes a incorporar criterios de economía circular denominado ‘Business Transformation’, parte de la iniciativa ReLondon y que cuenta con varios paquetes de subvenciones. Desde 2017 ha ayudado a más de 350 pymes.
En el caso de Toronto, la estrategia Circular Economy Procurement Implementation Plan and Framework está financiada con 1,8 millones CAD para cubrir costes de proyectos e iniciativas que permitan que la ciudad canadiense reduzca sus residuos. Está dirigido a aquellos proveedores que quieran participar en los distintos concursos convocados por el ayuntamiento y que integren criterios de economía circular.
Imágenes | Bamban heru, Vivianne Lemay, Chuttersnap