Autor | Jaime Ramos
Vías e infraestructuras no son ajenas a la revolución que vive la movilidad. Constituyen una parte fundamental del caldo de cultivo tecnológico que se cocina en el ámbito del transporte, destacando hitos como la conducción autónoma, la reducción drástica de emisiones y el fin de la siniestralidad.
En este escenario ha emergido el concepto de carreteras inteligentes o smart roads. Sustentan un pilar de la movilidad inteligente que ya presenta beneficios a una escala global. Así, aquellos territorios que han introducido sistemas de transporte inteligentes han conseguido logros como una reducción del tiempo de los trayectos de entre el 15% y el 20%, lo que a su vez ha disminuido las emisiones en torno al 10%, así como la siniestralidad.
¿Qué son las carreteras inteligentes o smart roads?
Las smart roads presentan una definición poliédrica que integra la aplicación de diversas tecnologías de la información y la comunicación asociadas a la movilidad y relacionadas con la conectividad, el análisis masivo de datos, la seguridad vial y la sostenibilidad.
¿Qué tecnologías hay detrás de las smart roads?
Smart roads, IoT y Big Data
Dentro de todas esas tecnologías, quizá el IoT es el recurso con más proyección para la infraestructura vial y del que más aplicaciones prácticas pueden derivarse.
En el Internet de las Cosas se encuentra la semilla plantada durante la década anterior, en la que se desarrollaron los modelos de tecnologías V2I (Vehicle to Infrastructure), V2V (Car to Car), V2P (Vehicle to People) y V2N (Vehicle to Network). Ese marco, en un principio teórico, comenzó a mostrar sus ventajas prácticas gracias a la introducción del 5G.
Una vez implantados sensores capaces de trasladar a un entorno virtual la información pertinente sobre lo que ocurre en cada momento y en cada punto de la carretera o calle, los instrumentos de cómputo masivo de datos abren la puerta a una nueva gestión del tráfico, posibilitando sistemas como semáforos inteligentes.
Carreteras energéticas
Otro de los principios de una carretera inteligente se basa en la sostenibilidad. La mencionada gestión de datos permite, de igual modo, la puesta a punto de sistemas de iluminación inteligente; o proyectos como el de túneles inteligentes en Malasia, capaz de adaptarse a las derivas climatológicas.
Las denominadas carreteras solares son una apuesta aún más elevada y complicada de esta misma asignatura.
Con algo más de futuro se esperan a las soluciones que mediante inducción puedan recargar un vehículo eléctrico, como la de la compañía ElectReon. Este tipo de proyectos son más comunes y los hemos podido ver en diferentes partes del globo, como en una ruta experimental de 13 kilómetros en Corea del Sur en 2013.
No habrá coche autónomo sin carreteras inteligentes
Uno de los requisitos para la consecución de la conducción autónoma plena es, sin duda, contar con una infraestructura IoT que propicie la debida comunicación entre los vehículos y la vía. Por eso, las Smart roads son inseparables del concepto de coche autónomo.
Ventajas y alguna desventaja de las carreteras inteligentes
Las carreteras inteligentes traen consigo un sinnúmero de ventajas para la sostenibilidad y la eficacia del transporte. Aparte de las relacionadas con las tecnologías vistas, aportarán un impulso clave para la seguridad.
En conjunto con la conducción autónoma, se espera que posibiliten las utópicas cero muertes por accidentes viales. Este es el sentido de los sistemas ADAS, que ya son una realidad, o el desarrollo de un pavimento inteligente.
Entre las desventajas principales encontramos el alto coste que suponen la mayoría de aplicaciones. En Europa, por ejemplo, en 2019 se emplearon 421 millones de euros en 69 proyectos de movilidad.
Más a largo plazo, las Smart roads comparten retos con otros sectores, tratando de reducir riesgos en términos de seguridad ante ciberataques o una posible deshumanización de la vía. Las personas han de seguir ocupando el centro en los desarrollos, incluso si estos se centran en el tráfico rodado.
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