Autor | M. Martínez Euklidiadas
El turismo es una de las mayores actividades humanas, así como de las industrias más grandes. Movía cerca de 8,8 billones de euros justo antes de la pandemia, el 10 % del PIB mundial según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC).
Como actividad lleva milenios practicándose, aunque ha sido en las últimas décadas en que ha empezado a generar algunos impactos negativos. ¿Cómo ha evolucionado el turismo y cómo se pueden resolver sus retos y reducir su impacto?
¿Qué es el turismo?
El Turismo "es un fenómeno social, cultural y económico que supone el desplazamiento de personas a países o lugares fuera de su entorno habitual por motivos personales, profesionales o de negocios", según recoge el glosario de la Organización Mundial del Turismo.
Aunque no queda muy claro el origen de la palabra, que podría ser aramea (tur representó el peregrinaje de Moisés), tomar prestado el apellido francés Le Tour, o ser sajona (torn era un viaje circular); sí hay cierto consenso en que el turismo tal y como lo conocemos fue una consecuencia del aumento de la capacidad económica y tiempo de ocio de la clase media tras la Revolución Industrial, y un sector económico e industria mundial desde principios del XX.
Una breve historia del turismo
Aunque recibiese otro nombre y por motivos técnicos tuviese otros plazos —32 kilómetros diarios (caminando) ha sido la velocidad máxima durante casi toda la Historia—, el turismo como actividad de ocio ha existido desde hace varios milenios.
A menudo se pone el ejemplo de los primeros juegos olímpicos del 776 a.e.c., ya que hay documentada la visita de público. Principalmente reyes o señores, regentes de pequeños territorios.
La Roma republicana fue sin duda una ciudad dada al turismo y el ocio. El Mediterráneo al sur y las calzadas romanas europeas fueron rutas muy convenientes para la llegada de turistas, así como para cubrir sus necesidades. La provincia romana de Egipto fue un conocido lugar de turisteo para otras provincias a partir del 30 e.c., tras la anexión.
Los años oscuros europeos fueron lo suficientemente turbulentos e inseguros como para que la actividad turística fuese casi en exclusiva el peregrinaje religioso, si es que se puede emplear el término turismo aquí. Pero el verdadero salto llegó durante el XIX.
El turismo como una actividad económica
Durante el siglo XIX se dieron todas las condiciones propicias para el nacimiento del turismo como actividad sectorial y organizada. El ascenso de una clase media acomodada y con bastante tiempo libre y capital coincidió con un aumento de la velocidad a la que era posible desplazarse por el mundo, con los trenes a la cabeza.
Más velocidad y, por tanto, más distancia recorrida, más dinero, más tiempo libre fue la fórmula de éxito para el turismo nacional e incluso transoceánico. Principalmente entre Europa y Norteamérica, aunque también se daban excursiones al norte de África, a algunas zonas de China y Sudamérica.
La primera agencia industrial de turismo de la que se tiene constancia nace en Inglaterra de la mano del empresario Thomas Cook, y también es el primer gran fracaso del sector. En 1841 organizó un viaje para 500 personas con motivo del congreso antialcohol que se organizaba en Leicester en el que perdió casi toda su inversión.
Una década más tarde tuvo algo más de éxito en llevar a decenas de miles de personas a la Exposición Universal de Londres. Para entonces hacía un año que existía la American Express en su modalidad de turismo (antes era una empresa de transportes, y ahora una financiera) y pocos años después el turismo ‘explotó’.
Problemas, riesgos y soluciones del turismo
En la actualidad, el turismo es tanto una oportunidad económica como un reto socioeconómico y ambiental, este último con foco en el turismo que no se hace en tren (que, por otro lado, es casi todo). Las regiones y ciudades de todo el mundo tienen una relación de amor-odio con el turismo: llena sus arcas públicas, da trabajo y activa el PIB, pero al tiempo genera impactos negativos.
Degradación del entorno natural
Uno de los impactos negativos más señalados es el agotamiento de los recursos naturales de una región cuando se concentran en ella más personas de las que el ecosistema es capaz de soportar. Por ejemplo, el ruido afecta a los espacios naturales, incluidos los marinos. Si además los turistas no cuidan el entorno y lo degradan adrede, el impacto se multiplica. Entre las soluciones están el ‘turismo con cita previa’ que limite el número de plazas.
Turistificación como impacto social
Ciudades como Venecia, París, Londres, Nueva York, Madrid, Japón sufren un fenómeno conocido como ‘turistificación‘, "masificación turística en el tejido comercial y social de determinados barrios", afectando negativamente a la población local. Para solventarlo, se busca limitar el número de turistas, repartirlos más durante todo el año y, sobre todo, por toda la ciudad en lugar de zonas específicas. Barcelona ya usa tecnología para ‘repartir turistas’.
Gentrificación por turismo
En casos específicos y relativamente localizados pero que se dan en todo el mundo (por ejemplo, Tailandia, Palma de Mallorca, Quito o Berlín) la población local se ve desplazada debido al elevado coste de alquiler, que sube como resultado de la aparición de pisos turísticos. La mejor herramienta es una fuerte regulación que limite el número de pisos turísticos y tope sus precios.
Ventajas de la industria turística
Dicho esto, el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo dejó algunas claves, como que uno de los problemas del turismo es su mala gestión. No es que haya muchos turistas, pero sí hay demasiados concentrados en zonas concretas en tiempos muy específicos y viajan de formas poco sostenibles como el avión.
Cambiar la modalidad de viaje o evitar que los turistas se concentren en barrios o calles específicas aliviaría prácticamente todas las externalidades negativas que generan en la actualidad. Si bien es cierto que resulta complicado, por cuestión de clima o patrimonio localizado, es un prerrequisito para la sostenibilidad de los sitios turísticos.
Por otro lado, la Declaración de Chengdu ayudó a entender muchos de los impactos positivos del turismo, un sector que aporta aproximadamente el 10 % del PIB mundial. Entre ellos se encuentra el aumento de la riqueza en regiones pobres gracias a las transferencias económicas de zonas con más dinero. Desde hace milenios los más ricos han viajado más que los más pobres, y con su estancia han contribuido al desarrollo de regiones desfavorecidas.
Según las proyecciones mundiales económicas, el turismo está a punto de volver a crecer de forma notable, con decenas de millones de personas saliendo de la pobreza. Diseñar políticas para hacerlo sostenible y una herramienta integrada dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible exigirá la participación de gobiernos a todas las escalas, con foco en el municipal.
Imágenes | Aldric RIVAT, Mary Harrsch, Jingxi Lau, Jim Beaudoin